Tras la derrota en Córdoba, Ritondo busca reemplazar a Negri en la presidencia del interbloque de JxC


Luego de su derrota en Córdoba, el PRO de Larreta reclamará la jefatura del interbloque que hoy preside el radical, que contaba con el apoyo de Macri y Carrió.


Las primarias marcaron un ascenso del PRO en las principales provincias que de repetirse en noviembre le permitirá sostenerse como la fuerza mayoritaria del interbloque Juntos y reclamar la presidencia que ahora tiene el radical Mario Negri e intentaría ocupar Cristian Ritondo.

Negri quedó muy debilitado tras su histórica derrota en Córdoba, donde Luis Juez le sacó una diferencia muy amplia en la pelea por la candidatura a senador, asociado al radical Rodrigo de Loredo que marcó así un punto de quiebre en su largo liderazgo de la UCR de Córdoba.

Negri ya tenía el segundo bloque en cantidad de diputados en 2019 pero Elisa Carrió presionó con sus catorce votos de la Coalición Cívica para imponerlo por encima de Ritondo, recién asumido ese mes y elegido como jefe de la bancada del PRO, en medio de una dura catarsis interna por la derrota de Macri.

En diciembre, el ex ministro de Seguridad bonaerense no tendría problemas en reelegir como líder de su bancada pero exigirá además la presidencia del interbloque, que podría llegar a ser la primera minoría del recinto si suma puntos en algunos distritos.

Ritondo salió fortalecido de las primarias por los triunfos de Santilli y Vidal, todos comparten el proyecto presidencial de Rodríguez Larreta. Negri por el contrario perdió en Córdoba ante el sector del radicalismo que lideran Nosiglia, Lousteau y Yacobitti.

No alcanzaría quórum para iniciar una sesión, pero podría asustar al oficialismo en alguna sesión si se asocia a los cuatro liberales y algún partido provincial que abandone su rol de aliado del Gobierno por algún motivo de ocasión.

Ritondo resultó fortalecido con las primarias, por la victoria de su jefa política María Eugenia Vidal en la Ciudad y de Diego Santilli en la provincia con respaldo de Horacio Rodríguez Larreta, con quien mantuvo contacto permanente en 2020.

Con Mauricio Macri y Patricia Bullrich habló menos y siempre «de igual a igual», sin aceptar presiones y hasta desentendiéndose de comunicados que consideraba fuera de lugar al inicio de la pandemia, un gesto que en el Frente de Todos supieron valorar.

La presidenta del PRO intentó amedrentarlo con un sub bloque de autodenominados «duros» o «halcones», liderados por Fernando Iglesias y Waldo Wolff, encargados de ignorar acuerdos entre los jefes de bloque para romper las sesiones.

Ese grupo logró mover de la vicepresidencia de la Cámara a Álvaro González, leal a Larreta, y reemplazarlo por el mendocino Omar De Machi, de diálogo frecuente con Macri.

Larreta se impuso a Macri en la pelea por el liderazgo de la oposición

Pero las internas del cierre de listas y las primarias removieron las fichas internas. Los halcones de Patricia continuarán siendo minoría y apenas sumarán exponentes como Gerardo Milman o la porteña Sabrila Ajmechet.

Macri sólo incorporará como propio a Hernán Lombardi y si entra al cordobés Gustavo Santos, mientras que continúan en esa condición Pablo Torello y María Carla Piccolomini, la esposa de su ex ministro Andrés Ibarra.

El PRO continuará siendo el bloque mayoritario en Juntos, pero Carrió conservaría una decena de votos para hacer daño. Monzó y Frigerio captarán una parte del PRO y Nosiglia de la UCR, para convertirse en árbitros si fuera necesario.

Su liderazgo quedó desdibujado por una sucesión de tropiezos: no pudo definir la estrategia de Ciudad y Provincia y perdió en las internas de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Neuquén. También cayó con su apoyo al radical José Cano en Tucumán, derrotado por Germán Alfaro, candidato de Larreta y Patricia.

Para probar fidelidad, la semana pasada Macri recolectó firmas para denunciar al procurador del Tesoro Carlos Zannini por mandar a la quiebra a su empresa familiar. Apareció la de Negri, pero no la de Ritondo y Álvaro González.

Con Larreta ungido como líder y ganador de las elecciones, Ritondo intentará relegar a los duros para continuar en el cargo y saltar a la jefatura del interbloque, pero antes deberá superar otros escollos, como Carrió.

Carrió ingresa al recinto con sus diputadas mientras Ritondo habla con Torello.

Lilita sólo podrá renovar tres de los siete diputados que puso en juego si se repiten los resultados en noviembre, pero conservará un bloque de diez que le alcanza para molestar en las decisiones grupales. Con años en el Congreso, ya se empezó a hacerse valer: en su última aparición en TN pidió por Negri, confirmando que siempre fue su principal sostén.

En un espacio tan unido como heterogéneo, por estos días pocos tienen en en cuenta un grupo transversal que podría ser decisivo, integrado por Emilio Monzó, Rogelio Frigerio y los radicales ligados a Enrique «Coti» Nosiglia, Emiliano Yacobitti y Martín Lousteau.

Monzó tiene una banca asegurada después de la buena interna que protagonizó en la lista de Facundo Manes y lo esperan varios diputados del PRO cercanos como Sebastián García de Luca, Gustavo Hein, Federico Frigerio y Francisco Sánchez.

Monzó quiere juntar a los setenta diputados de la provincia de Buenos Aires para sacar una ley que institucionalice los aportes que Alberto Fernández le está haciendo de manera discrecional a Kicillof. Sería como un aumento de coparticipación a expensas de la Nación.

Sus planes están abocados a su rol de representante bonaerense: juntará a los 70 diputados de esa provincia para promover una ley que institucionalice los aportes que Alberto Fernández le está haciendo en forma discrecional a Axel Kicillof. Funcionaría como un aumento de coparticipación, pero con el pedazo de la torta que se queda la Nación.

Si retiene los votos de sus rivales internos de Entre Ríos, Frigerio puede convertirse en el candidato más votado de Argentina. Sólo podría igualarlo Luis Juez, que se mudará al Senado tras doblegar a Negri en Córdoba, en alianza con los radicales de Nosiglia, Yacobitti y Lousteau.

Aunque siga siendo una minoría en el bloque UCR, ese grupo quedará fortalecido con figuras como el cordobés Rodrigo de Loredo y la continuidad de Yacobitti, Carla Carrizo, Alejandro Cacace, más la llegada de Martín Tetaz, la entrerriana Marcela Antola (compañera de lista de Frigerio) y la bonaerense Danya Tavella, entre otros.

La discusión de cargos legislativos de la UCR se mezclará con la de autoridades partidarias, cuando en diciembre entregue la llave del comité nacional Alfredo Cornejo, electo senador. Lousteau y el gobernador de Jujuy Gerardo Morales compiten por reemplazarlo.

Así las cosas, Monzó-Frigerio y los radicales de Coti no dominarán ningún bloque pero pueden ser árbitros de una contienda de todos contra todos por los cargos, a la que nadie querría llegar. Llegado el caso, la mesa de autoridades del frente electoral podría tomar cartas en el asunto, pero el problema al momento de definir cargos en el Congreso es que cada legislador tiene un voto y lo hace valer. Y eso no puede ser de otra manera.

Golpeado por su derrota en Córdoba, Negri que tiene mandato hasta 2023 y por ahora no habla de reelegir como presidente del bloque UCR. Pero quienes lo conocen saben que en noviembre hará lo de siempre: tratar de llegar a la mayoría de aliados para reelegir. Tampoco hay aspirantes a reemplazarlo entre sus más cercanos.

Pero para necesita saber como sigue la convivencia entre Macri, Bullrich, Carrió y Larreta, con quien suele desayunar en el café Tabac de Recoleta. Quizá empiecen a hablar del Congreso que se viene.